Las meigas del atletismo

Después de un "mesecito" sin escribir, debido a mi desmotivación por lesiones y demás. A petición de un buen amigo voy a hacer ésta entrada. Antes de ayer desayunábamos con la noticia de que había 5 nuevos positivos por CERA (EPO sintético o de nueva generación) en las JJOO de Pekín. Tres eran atletas y uno de ellos campeón olímpico. Por la tarde se desveló la incógnita, y el "positivazo" lo había dado el marroquí nacionalizado por Bahrein Rashid Ramzi. Este atleta estaba bajo sospecha desde hace tiempo debido a sus escasas y descompensadas apariciones a lo largo de la temporada, y su aplastante dominio en los grandes campeonatos.

Pero éste no es el tema que quiero abordar; sino la hipocresía que se vive en el deporte en general y en el atletismo en particular. De unos años a ésta parte los deportes de fondo y en nuestro caso el atletismo, están heridos de muerte. Cada poco tiempo sale un nuevo caso de algún atleta que ha dado positivo por unas u otras sustancias. Y cuanto mas te adentras en las entrañas de nuestro querido deporte te das cuenta del grado de podredumbre en el que se encuentra. Hay tal facilidad de acceso a los método ilegales, se aprecia tal impasividad, se actúa con tal hipocresía, tal cinismo... que todos lo argumentos por los que soy y me siento atleta se me desparraman por el suelo. Hay momentos en los que se me hace muy difícil, por no decir imposible entender las cosas. La primera apreciación que quiero hacer, es que un atleta que acude a los métodos ilegales, es un tramposo. Hemos llegado a un punto en que el argumento mas importante para posicionarse en contra del dopaje, es que es perjudicial para la salud del individuo. Y pienso que no debe ser así, el principal argumento es que el doping es TRAMPA y el que lo practica un tramposo. Esta tiene que ser la piedra de toque. En el momento en que alguien se dopa, está haciendo exactamente lo mismo que aquel que recorta un en una carrera o que amaña la carrera para ganar. La esencia básica del atletismo, de la competición, se esfuma, el afán de superación, la búsqueda de los limites del cuerpo humano, el superar al contrincante con tu cuerpo y tu cabeza.... de un plumazo todo eso desaparece, por que alguien ha quebrantado las reglas del juego.

Por supuesto que no se puede acusar a nadie sin pruebas, y por ello yo no lo haré, pero acuso al atletismo de estar herido de muerte. Hay veces que sabes cosas, pero no las puedes demostrar con pruebas, por lo que, no puedes hacer acusaciones que no se asienten sobre unas pruebas. Por mi parte no es mi intención convertirme en un juez o justiciero. Lo único que quiero es expresar mi rechazo hacía los que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino. Atletas, entrenadores, médicos, federaciones, periodistas, managers. Unos actúan con una hipocresía asombrosa y otros no se quieren quitar la venda de los ojos. Al oír declaraciones de cualquiera de estas partes, cuando aparece un nuevo positivo o se les pregunta por el dopaje, no sabes si reír o echarte a llorar... te haces muchas preguntas, ¿cómo gente que se pasa 24 horas conviviendo con los deportistas puede hacernos creer que no saben como funciona el "cotarro"?, pero el mundo en el que hoy vivimos es así... hay que vender la moto y saber venderla por encima de todo y de todos. El dopaje generalizado es una meiga, algunos dice que existe, pero nadie ha visto nada, y la mayoría afirma que no existe, que son "patrañas".

Se dan mejoras y progresos inexplicables e inconcebibles, y en los últimos tiempos mas de lo habitual. Pero nuestro deporte es así, en muchas ocasiones, inexplicable. La lacra de los tramposos ha creado un arma de doble filo. Ya nada es creíble, nada es admisible, sobre todo cae la sombra de la sospecha, la larga sombra del doping. Nadie se cree nada, nadie se fía de nadie. Es a lo que hemos llegado.... pero bueno yo seguiré fingiendo que no se nada, seguiré creyendo en el deporte limpio, en mis principios y seguiré entrenando "a fuego", buscando mis limites, viviendo nuevas experiencias... lo bueno es que, por ahora, se que no estoy solo... (continuará)